En una organización empresarial te puedes encontrar con todo tipo de tipejos que nunca te explicas cómo han podido a llegar a ocupar los cargos que tienen. Cuando empiezas a indagar casi siempre ocurre que son los agraciados con la preposición "de" (ver artículo "el pais de la preposición de" ) o como mínimo suelen tener algún pariente político o influyente. Es la única razón "lógica" a los ascensos y premios inexplicables, salvo que seamos nosotros los torpes.
Los profesionales, los que crean y trabajan en equipo, los que conocen sobradamente las tareas y funciones que se les encomienda, los que se implican en el proyecto empresarial, saben cómo tienen que comunicarse y relacionarse con su equipo, son conscientes de que al equipo hay que tenerlo informado de lo bueno y de lo malo, que hay que implicarse en todas las tareas que se le encomiendan al equipo como un miembro más, que hay que reconocer los méritos y el buen hacer de sus miembros, que hay que apoyar a los miembros que flaquean y que hay que animar e incentivar contínuamente.
Los tipejos de la preposición "de" suelen desconocer lo que es un trabajo en equipo y su forma de actuar suele limitarse al uso del poder, que es lo que verdaderamente les produce placer. Mientras que los profesionales transmiten ánimos y se involucran para la consecución de objetivos, los tipejos de la preposición "de" sólo usan el arma que dominan: la amenaza. Tienen la idea de que inculcando el miedo las personas reaccionarán y se esforzarán para conseguir las metas. Hasta llegan a montar complejos planes de seguimiento para recordar contínuamente las amenazas a aquellos que se distancian de las metas. Todo sea por hacerse respetar.
Y así nos va.
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