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miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL PAÍS DE LA PREPOSICIÓN DE


Hace uno o dos días vi un capítulo de los documentales "Españoles en el mundo". Una de las protagonistas nos estuvo hablando de la universidad de Boston, una de las mejores del mundo. Allí, decía la chica, lo único que cuenta a la hora de trabajar es la preparación, y por eso los americanos no escatiman en ahorrar desde que nacen los hijos para costear las prestigiosas universidades del país.

Vamos, igualito que aquí... Y no lo digo precisamente por la gratuidad, que me parece perfecto, sino por las salidas profesionales a las que pueden acceder los licenciados

Aquí ya puedes ser doctor, estar en posesión de varios masters y dominar cinco idiomas, que como no seas hermano de, sobrino de, vecino de, amigo de, cuñado de, paisano de, amigo de un amigo de, amante de, ... en definitiva, que como no tengas la preposición "de" no te comes una rosca.

No siempre es así, pero la gran mayoría de los casos proviene de los políticos; es decir, de aquellos con carné -da igual el color- que con el tiempo y la dedicación al partido se ganan el beneplácito de ser colocados en puestos de alta responsabilidad, muy bien remunerados y con el suficiente poder para favorecer a quienes tengan la suerte de tener la preposición "de".

Como son políticos metidos a empresarios, aplican lo que saben hacer muy bien: yo te doy, tu me das. Eso, traducido al lenguaje empresarial significa: yo te doy una buena colocación y tu me serás fiel hasta la muerte. De esta manera, las estructuras organizativas  se llenan de preposiciones "de", aunque éstas no tengan ni experiencia ni conocimientos de las áreas que se les encomienda.

El barco, las más de las veces, se va a pique. Lógico; pero la oratoria de la que hacen gala los políticos -en eso si que son especialistas- justificará las actuaciones  e incluso plantearán nuevas estrategias que dicen sacará a flote el barco. No deja de ser curioso: hunden el barco y se erigen en salvadores. ¡Tendrán cara!

Y los que saben, los que trabajan, los auténticos técnicos y profesionales a verlas venir. A lo mejor tienen la suerte de encontrar un trabajo de milieurista, pero desde luego le será difícil trabajar en puestos de cierta responsabilidad, porque esos están ocupados por las preposiciones "de".

En fin, este país, en vez de España debería llamarse "Despaña", en honor a la preposición "de".
Curiosa imagen encontrada en internet, fiel reflejo de nuestra despaña

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