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jueves, 3 de mayo de 2012

DE "HOY ES SAN VIERNES" A "JODER, HOY ES VIERNES"

Todos celebramos los viernes, ese día de la semana al que se catalogó como "santo", seguramente por eso de que tras él venían dos días festivos que nos permitían olvidarnos del trabajo para dedicarnos a la vida contemplativa -en el mejor y más inusual caso-, si es que no había que realizar tareas domésticas o bricolaje de mantenimiento casero.

La frase "hoy es san viernes" constituía la conversación de todo aquel que subía acompañado en el ascensor del trabajo. Ese mensaje era la excusa monotemática, porque lo que hay en un ascensor no es conversación, es literatura barata, insulsa y sin sentido. ¿Acaso tiene algún sentido comentar que está lloviendo o que hace mucho frío, cuando se viene de la calle? Lo peor es que si te callas te tiras todo el viaje cabizbajo y con cara de gilipollas, intentando adivinar lo que pensará tu acompañante que o te suelta la típica literatura o mira para arriba comprobando la suciedad acumulada en los fluorescentes. En este caso, el viaje se hace eterno y, en cualquier caso, se produce la relajación si tienes la suerte de que tu acompañante se baje en algún piso anterior al tuyo. ¡Qué descanso!, te dices resoplando cuando se baja. Seguidamente te observas en el espejo y compruebas que estás bien peinado, revisas tu vestimenta, te aseguras de tu buen aspecto y te sientes guapo. Estos detalles hasta te permiten salir del ascensor con una sonrisa.

A pesar de ser viernes, el trabajo es el mismo que el de cualquier día de la semana, pero, eso sí, será porque es el último día laboral de la semana, se hace mucho más llevadero, incluso parece mucho más corto. Era muy habitual, en cualquier situación, comentar que "ojalá todos los días fuesen viernes", como himno repetitivo de los que no daban un palo al agua.

Ultimamente, sin embargo, está acuñándose una nueva frase que cambia la actitud festiva de quien coge el ascensor para irse a casita a disfrutar de los días de asueto del fin de semana, o a tomarse previamente unas cervecitas con los colegas en el bar de la esquina. Y es que uno se acuerda de que los viernes se celebran los consejos de ministros, y surge la frase: ¿A ver que nos van a recortar hoy? Y uno se olvida de que es san viernes y pasa a comentar: "joder, hoy es viernes".